Difícil decisión

Es difícil pensar qué va a ser de nosotros mañana, por eso, soy propenso a no hacerlo. Mejor dicho, era propenso a no hacerlo. Tal vez por proyección de futuro, o las ganas de coger el toro por los cuernos me veo desde hace prácticamente un año cultivando lo que tal vez mañana sea, por llamarlo de alguna forma, mi vida.
A pesar de contar con el apoyo justo de los que me rodean para emprender este viaje (muchos piensan que esta profesión es un mero hobby), me toca mover ficha. Pocos conocen qué hago con mi vida, a pesar de haberme cansado de explicarlo en multitud de ocasiones, y ahora, cuando empiezan a florecer las semillas que fui sembrando a modo de prueba, espero impaciente a que salga el primer fruto para que, los incrédulos hagan su cata y den su veredicto y, si sale mal (todo puede ser) replantearme qué salió mal, de momento no se me pasa por la cabeza tirar la toalla, porque eso sería faltar a mis principios y dar la razón a los que, de momento, no la tienen... ya habrá tiempo de rectificar.
Aunque no puedo negar que me cuesta encajar ciertos golpes, ya sean directos o a través de lo que es mi sello de identidad.
Este año empiezan los retos serios, ya no habrá meras prácticas de clase, empieza la producción, la realización, la dirección y la interpretación. Ahora hay nivel y empieza la lucha por ascender, estrategias y pactos que cargan mi mesa de folios pendientes de firmar, pero ahora sí hay criba y los amiguismos quedarán a un lado, el sello solo irá al lado de los proyectos punteros... empieza la selección.

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